lunes, 16 de febrero de 2015


Los canales y arroyos de marea que surcan tanto las planicies de marea como las marismas conforman una compleja red de drenaje.
 
Pero a diferencia de las redes fluviales, esta red del estuario no configura cuencas con límites bien definidos, ya que la circulación del agua solo se ve afectada por la topografía al principio y al final del ciclo de inundación y desagote producido por la marea. El grado de sinuosidad de los canales varía en función de la pendiente del terreno y del tipo de sedimento.

No solo son de interés las zonas intermareales. Los canales de marea también lo son, en particular, las formas de sus fondos. En la parte más honda del estuario, cerca de su boca, donde la profundidad media es del orden de 22m, hay un campo de dunas sumergidas de hasta 6 m de alto y longitudes de onda (o separación entre dunas) del orden de 400 m. 

Empleamos técnicamente la palabra duna para designar a formas producidas por la acción del agua que arrastra granos de arena, mientras llamamos médano a aquellas que resultan de la acción del viento. Dunas y médanos son estructuras móviles, que se trasladan y reproducen sus formas, ya que el agua o el viento recogen partículas de la cara que enfrenta a la circulación del fluido y las depositan en la otra: el viento levanta la arena del lado de barlovento del médano y la deposita del lado de sotavento, con lo que el médano se va trasladando sin variar su forma a determinada velocidad (por ejemplo, 20m por año). Las dunas son comunes en estuarios, ríos y plataformas marinas de todo el mundo: las hay de hasta 20m de alto en el golfo San Matías.

Pero las del estuario de Bahía Blanca llaman la atención por la pendiente de su flanco más empinado (llamado talud), que es aquel en el que el agua deposita la arena que levantó del otro flanco (llamado rampa). El sentido del movimiento de la duna es de la rampa hacia el talud.

Los médanos de zonas costeras suelen tener taludes con una inclinación del orden de 33°, en la que quedan en reposo las arenas muy finas. Las dunas que permanecen siempre debajo del agua en zona de mareas no alcanzan pendientes que superen los 10°. Las observadas en el estuario de Bahía Blanca, en cambio, tienen pendientes medias de 11° y algunas alcanzan los 30°, algo de lo que no se conocen otros ejemplos. En esta situación, la corriente de agua que asciende la pendiente de la rampa y va arrastrando arena de esta, al cruzar la cresta no sigue hacia abajo siguiendo la pendiente del talud sino que continúa en la dirección que traía antes de llegar a la cima y, en consecuencia, se separa de la duna.
Se genera así sobre el talud un vórtice o remolino de agua, que transporta arena en sentido contrario al flujo principal y termina generando unas estructuras semicirculares de dunas denominadas en la literatura técnica megaóndulas en abanico, que no han sido hasta ahora encontradas en otro lugar.

De la forma de estas dunas se deduce que su movimiento y por ende el de la corriente de agua tienen lugar hacia la boca del estuario, lo cual se confirmó por mediciones de transporte de sedimentos, que también indican un avance de estos en dirección al mar. Estos fenómenos son coherentes con el hecho de que, en verano, sale agua del estuario con una temperatura cercana a los 27°C, que circula hacia el norte a lo largo de la costa de la provincia de Buenos Aires. Por tal razón, la temperatura del agua en los balnearios de Pehuén Co y Monte Hermoso alcanza los 21°C, mientras que, si no existiera esa circulación, no excedería los 17°C.

Algunos Arroyos:
  • Arroyo Sauce Chico
  • Arroyo Saladillo
  • Arroyo Galván
  • Arroyo Napostá
  • Arroyo del Medio
  • Arroyo Los Músculos
  • Arroyo Parejas
  • Arroyo Laborde
  • Arroyo Las Vizcachas
Fuentes: ¿QUÉ ES EL ESTUARIO DE BAHÍA BLANCA? Revista CIENCIA HOY en línea - Volumen 14 - Nº 81 - Junio - Julio 2004. Gerardo ME Perillo, PhD en Oceanografía, Old Dominion University (EEUU). Profesor Adjunto, Departamento de Geología, Universidad Nacional del Sur. Investigador Principal, CONICET en el Instituto Argentino de Oceanografía. M. Cintia Piccolo, PhD en Oceanografía, Old Dominion University (EEUU). Profesora Asociada, Departamento de Geografía, Universidad Nacional del Sur. Investigadora Principal, CONICET en el Instituto Argentino de Oceanografía.

Referencias:
H-212: De Faro Recalada a Faro El RincónH-254: Entrada a Bahía BlancaH-255: De Baliza Chica a Rada Puerto BelgranoH-256: De Baliza Trípode a Puerto CuatrerosH-257: Rada Puerto BelgranoH-258: Puertos Belgrano y RosalesH-259: De Puerto Ingeniero White a Puerto Galván

Cartografía Instituto Argentino de Oceanografía I.A.D.O.

La vegetación de las islas es una representación empobrecida de la de la costa circundante y es ahí donde observamos la modificación del ambiente natural por la mano del hombre, ya que se cree que la misma debe haber sido mucho más rica y diversificada y fue desapareciendo con la introducción de vacas, chivos, conejos y jabalís, que con sus hábitos alimenticios y su manera de pisar terminaron por alterar el ecosistema original de las islas.
 
Con respecto a la vegetación de las islas hay que destacar que el ambiente es bastante inhóspito para el crecimiento de las plantas ya que soplan fuertes vientos cargados de gotas de agua salada. En invierno hace mucho frío y el verano es muy caluroso y seco. 

Además hay muy poca agua dulce disponible. Todo esto hace que solo sobrevivan especies con adaptaciones especiales a las altas concentraciones de sal. Estas adaptaciones son muy interesantes:
  • Tienen pocas y pequeñas hojas para evitar la evaporación.
  • Son de colores grises claros para reflejar la irradiación del sol.
  • Tienen pequeñas concentraciones de sales en su interior para evitar que las sales del medio le quiten el agua disponible.
  • No se conoce en detalle el número de especies de plantas que habitan en las islas y tampoco sabemos sobre sus enfermedades, ni especies en extinción.
En los sectores superiores de las playas descubiertas por el agua gran parte del tiempo, son colonizados por el Espartillo, confundido con los juncos. Estas plantas son renovadoras de agua y colaboran con el reciclaje de los nutrientes, además de servir como asentamiento de una multitud de invertebrados.
 
En los núcleos de las islas Ariadna y Wood, cuyas tierras altas casi no son afectadas por las mareas, predominan los pastizales como cola de zorro, flechillas, alternando con arbustos que no sobrepasas los 1,5 m. de altura como el palo azul. 

Podemos mencionar algunas de las especies y características de las halladas en las islas reserva:
  • Zampa crepa: familia de la remolacha, acelga y paico. Viven en suelos salados.
  • Jume: familia de la remolacha, acelga y paico. Crecen en suelos salados y tienen la particularidad de acumular sales en su interior y compensan el exceso de sales en el exterior.
  • Chilca dulce: familia de la carqueja el girasol y los cardos. Tiene compuestos endulzantes muy superiores a la caña de azúcar y esta protegido en esta región en las costas.
  • Palo azul o matorro negro: familia de la carqueja, girasol y los cardos. Es un buen forraje para los grandes herbívoros en zonas salinas.
  • Pichanilla: familia de la carqueja, girasol y cardos. Se caracteriza por ser muy aromática, es utilizada en la fabricación de caramelos.
  • Junco: familia de las juncaceas: Crecen en lugares donde las napas de agua dulce o poco salobre están cerca de la superficie por lo que a veces se utilizan para saber que hay cerca agua que puede ser utilizada por el hombre.
  • Espartina: familia de la caña de azúcar el arroz y los pastos. Es una de las pocas plantas que resiste el agua de mar y vive en las costas marinas, llegando a quedar cubierta por el agua de mar en las mareas altas.
  • Pelo de chancho: familia de la caña de azúcar, arroz y pastos. Crece formando manchones y en suelos salados.
La vegetación arbórea esta compuesta por una reducida variedad y los pocos árboles que se encuentran, en su mayoría fueron introducidos por el hombre, especies como: eucaliptos, álamos, tamariscos y sauces. Se pueden hallar también pequeños bosques de chañares.
 
Fuente: Lic. María Victoria Massola, Dirección Provincial de Recursos Naturales Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación Provincia de Buenos Aires.

Uno de los rasgos más llamativos y predominantes del área son las planicies de marea donde se desarrollan cangrejales y marismas. Identificados localmente con el nombre de bancos, funcionalmente se comportan como dos ambientes diferentes. Durante la marea baja una gran diversidad de aves se acercan para alimentarse de los pequeños invertebrados bentónicos que quedan expuestos cuando el agua se retira. El cangrejo cavador (Chasmagnathus granulata) es uno de los integrantes más importantes del ecosistema. Como su nombre lo indica vive en cuevas que cava el mismo y se concentra en grandes números formando los típicos “cangrejales”. Su papel dentro del ecosistema es de vital importancia por las múltiples funciones que cumple en la circulación de nutrientes, sedimentos y como presa de peces y aves.
 
Entre las últimas se destaca la gaviota cangrejera (Larus atlanticus), especie endémica de la costa atlántica sudoccidental quien tiene a este crustáceo como una de sus principales presas. Se suman miles de aves playeras migratorias que cada primavera arriban al área en busca de alimento provenientes de Alaska y Canadá. Otras, como el Chorlito Doble Collar (Charadrius falklandicus), se reproducen en la Patagonia y vuelan hacia nuestra latitud en invierno en busca de la abundante oferta alimentaria. Se unen al festín diversas aves acuáticas como el Coscoroba (Coscoroba coscoroba), el Ostrero Pardo (Haematopus palliatus), el Tero Real (Himantopus melanurus), el Flamenco Austral (Phoenicopterus chilensis), la Garza Mora (Ardea cocoi) por nombrar solo algunas.

Cuando la marea sube, los mismos invertebrados pasan a integrar la dieta de peces como el Gatuso (Mustelus schmitti), la Pescadilla (Cynoscion guatucupa) la Corvina (Micropogonias fuernieri), el Lenguado (Paralichthys sp.), y el Pejerrey (Odonthestes argentinensis), quienes además encuentran condiciones ideales para reproducirse en la zona dando sustento a la cadena alimentaria de la vida silvestre y a las pesquerías artesanales y deportivas.

En los canales con agua permanente es frecuente el avistaje de mamíferos marinos como el Delfín Franciscana (Pontoporia blainvillei), la Tonina o Ferón (Turciops truncatus) y el Lobo Marino de un Pelo (Otaria flavescens). Durante la primavera – verano ingresan los grades tiburones como el Escalandrún (Carcharias Taurus), el Bacota (Carcharhinus brachyurus) y el Gatopardo (Notorhyncnchus cepedianus) además de tortugas marinas, como la Tortuga Verde (Chelonia mydas) y la Tortuga Cabezona (Caretta caretta) y la Tortuga Laúd (Dermochelys coriacea).

Fuentes: Lic. María Victoria, Massola (2005) “Entre la tierra y el mar” en Guía de las Aves Marinas y Costeras de la ría de Bahía Blanca, pp. 18-19.

El estuario de Bahía Blanca es el resultado de las interacciones del dominio continental y transicional ocurridas desde el Pleistoceno tardío hasta la actualidad. Su modelado fluvial se inicio a partir de los aportes sedimentarios provenientes del paleorío Colorado y de los drenajes del sudoeste pampeano desarrollado a partir de posibles fallamientos precuartenarios. La escorrentía hacia el estuario y sus aportes sedimentarios se iniciaron a través de la asociación de tres grupos de drenaje. Estos modelaron al estuario bajo características deltaicas, donde dos de ellos utilizaron el eje Chasicó – Salinas Chicas, Salitral de la Vidriera y Canal Principal, mientras que el tercero lo hacia a través del alineamiento Salinas de Anzoátegui – La Gotera – Bahía Falsa y Bahía Verde.
 
Durante el Holoceno medio, la variabilidad climática afectó a los aportes hídricos en su relación con los niveles del mar. Estos impactaron en las geoformas litorales preexistentes del estuario, alterando su fisonomía y generando a su vez nuevas morfologías. Los cambios del rumbo del río Colorado y el decaimiento de los aportes sedimentarios capturados en las depresiones pampeano – bonaerenses permitieron el incremento de la influencia marina determinando un nuevo sistema estuarial. 
Las variaciones isostáticas del sector norte del estuario determinaron cambios de rumbos de los ríos y que delimitaron la extensión de la cuenca originaria y modificaron las morfologías preexistentes. 
En la actualidad, la cuenca estuarial recibe por el norte y en forma permanente, los aportes del arroyo Napostá Grande y Sauce Chico, mientras que por el sur toma las escasas contribuciones hídricas de los canales de riego del río Colorado.
La ausencia de importantes aportes terrígenos y la fuerte influencia de las condiciones marítimas hacen del estuario de Bahía Blanca un ambiente de permanente estado de erosión (Perillo y Piccolo, 1999), evidenciado en la dinámica de sus canales de marea y en extensas planicies e islas degradadas.1
Tanto las islas como los humedales constituyen restos de un antiguo delta de finales del pleistoceno- holoceno y comienzos del holoceno (entre 18.000 y 8000 años atrás), cuando el mar estaba más de 100 Km. alejado de la costa actual. Era el delta más grande de la región, pues se extendía hasta la boca del río Negro. Su tamaño muy bien podría competir con el delta del Nilo, que alcanza una extensión de unos 200 Km. a lo largo de la costa. El estuario actual coincide con la parte norte de ese delta. El río Negro y el Colorado contribuyeron a su formación, más otros ríos que llegaban a la zona de Bahía Blanca y que hoy han desaparecido dejando un remanente de valles cubiertos por médanos de arena, lagunas y salitrales, algunos ubicados hasta 40 m debajo del nivel del mar.
Con el paso de los milenios, la boca del delta retrocedió significativamente y fue cubierta, hace unos 5000 años, por más de 7m de agua, lo que la convirtió en un mar somero. La costa quedó marcada por acantilados pleistocénicos, típicos del sur de la provincia de Buenos Aires, en los que son muy frecuentes los fósiles de mamíferos terrestres, como lo constató Charles Darwin, que arribó a bordo del Beagle en 1833 y descubrió los primeros restos de megaterios mientras el capitán del navío, Robert Fitz Roy, realizaba un relevamiento batimétrico de la entrada del estuario. Años después, Florentino Ameghino realizó numerosas exploraciones en la zona. La punta Alta, donde Darwin hizo excavaciones, desapareció con la construcción de la base naval, pero todavía existen afloramientos no alterados a pocos kilómetros hacia el este de punta Tejada, una zona explorada por Ameghino (foto).2
Fuente:
  1. Walter Daniel Melo, Orígenes Morfológicos. Ecosistema del Estuario de Bahía Blanca. Instituto Argentino de Oceanografía (IADO)
  2. ¿Qué es el estuario de bahía blanca?. Revista CIENCIA HOY en línea - Volumen 14 - Nº 81 - Junio - Julio 2004
  3. Gerardo ME Perillo, PhD en Oceanografía, Old Dominion University (EEUU). Profesor Adjunto, Departamento de Geología, Universidad Nacional del Sur. Investigador Principal, CONICET en el Instituto Argentino de Oceanografía.
  4. M. Cintia Piccolo, PhD en Oceanografía, Old Dominion University (EEUU). Profesora Asociada, Departamento de Gegrafía, Universidad Nacional del Sur. Investigadora Principal, CONICET en el Instituto Argentino de Oceanografía.
Foto: Acantilados de la zona exterior del estuario, estudiados por Ameghino. Es todavía una zona rica en fósiles del pleistoceno.


La Provincia de Buenos Aires, posee un Sistema de Conservación de acuerdo a la Ley 10.907 de Parques y Reservas, Monumentos Naturales y Refugios de la vida Silvestre. A través de esta Ley se posibilita la participación de los bonaerenses, incorporando las categorías de Reservas Municipales y Privadas.
 
Las Áreas Naturales Protegidas constituyen la última posibilidad de supervivencia de muchas especies de la flora y la fauna autóctona que no pueden subsistir a las transformaciones que produce el hombre.

Estos organismos, su ambiente, y los procesos de funcionamiento de los ecosistemas, mantienen el equilibrio natural y son fundamentales para nuestra especie. Las plantas, animales silvestres y paisajes autóctonos son fuentes potenciales de alimento, medicinas, productos para la industria, artesanía, educación, recreación, contemplación, turismo de bajo impacto, etc. La función que cumplen las A.N.P. manejadas bajo lineamientos científicos, no resulta suficiente sin la participación de todos.

Tanto la incorporación de nuevas áreas, como el uso de los recursos fuera de sus límites resultan imprescindibles para asegurar beneficios sostenidos para las generaciones que aún no nacieron.

El 17 de Abril de 1998 fue declarada por Ley 12.101 como Reserva Natural Provincial de Uso Múltiple a un conjunto de islas, bancos y aguas, ubicada al Norte (N) y Noroeste (NW) del Canal Principal hasta el paralelo 38° 50', continuando el mismo hacia el Oeste (W) hasta la línea de costa; y desde allí hasta el paralelo 39° 13' S, al sur del paralelo citado por el veril Sur (S) de la Bahía Verde, hasta los 39° 50' S y 62° 00' W frente a Punta Laberinto y por este paralelo, hasta los 61° 50' W, y al este el Mar Argentino.
La superficie de la Reserva Natural que comprende a las Islas Zuraitas, Embudo, Bermejo, Trinidad, Conejo, Wood (Monte), Ariadna e islotes adyacentes es de poco más de 30.000 has., y el área complementaria de bancos y agua suman en total 180.000 hectáreas.

La reserva natural de uso múltiple esta orientada a la investigación, educación y experimentación del uso racional y sostenible del ambiente y los recursos naturales. En ella se dará énfasis a la conservación objetiva del ecosistema en su conjunto. Cuenta con un grupo de guarda parques destinados a preservar la biodiversidad existente en más de 30 mil hectáreas de tierra bordeadas por bancos de arena y canales de agua salada.

Es un espacio protegido de usos múltiples, dependiente del Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires. A diferencia de la reserva serrana, Parque E. Tornquist, donde sólo se permiten actividades científicas, educativas y recreativas bajo vigilancia, aquí se podrán concretar otras, como la comercial y la turística.

Contacto con la Reserva Natural de Uso Múltiple:

(0291) 452-3550

(0291) 154-310465

coopreservanatural@argentina.com

Fuentes: Material de difusión, Coordinación de la Reserva. Dirección Provincial de Recursos Naturales – Provincia de Buenos Aires. Municipalidad de Bahía Blanca, Agencia de Desarrollo, Alsina 65 Subsuelo – Tel.: 459-4007.

¿Bahía, estuario o ría?


En la actualidad es frecuente entre los habitantes de nuestra zona denominar al ambiente marino que nos rodea como “ría” de Bahía blanca. A pesar de no ser científicamente correcto, el uso extendido o popular del mismo cobró identidad propia.
 
Si bien se no se conoce con exactitud el origen de esta denominación, algunos autores indican la posibilidad que los primeros exploradores españoles de estas latitudes, confundieran esta geografía con la propia de su país. A su vez el término “ría” en si mismo derivaría de la palabra “río”, ya que los marinos de esa época tenían por costumbre denominar a las elementos referidos al mar en su carácter femenino.


(…) Desde un punto de vista geomorfológico, el término “estuario” tiene un significado amplio, porque incluye gran número de formas y características dinámicas. Desde el punto de vista oceanográfico, Perillo (1995) definió a los estuarios como: “… cuerpo de agua costero semicerrado que se extiende hasta el límite efectivo de la influencia de la marea, dentro del cual el agua salada que ingresa por una o más conexiones libres de mar abierto, o cualquier otro cuerpo de agua salino, es diluida significativamente con agua dulce derivada del drenaje terrestre, y puede sustentar especies biológicas eurihalinas ya sea por una parte o la totalidad de su ciclo de vida”. (…)

En consecuencia podemos decir que geográficamente nuestra zona presenta las formas de una “bahía” y que debido a sus características contiene a un gran “estuario”. El estuario de Bahía Blanca es el segundo en importancia de nuestro país, secundando al estuario del Río de la Plata.

Fuente: Ecosistema del Estuario de Bahía Blanca – Instituto Argentino de Oceanografía. Dr. Gerardo M. E. Perillo, ¿Por qué Bahía Blanca es un estuario?, Pág. 12.

Estuario de Bahía Blanca ese gran desconocido


En esta parte del planeta, donde se reúnen los partidos de Bahía Blanca (313.333 habitantes1), Coronel Rosales (63.112 habitantes1) y Villarino (27.8121 habitantes1), se encuentra el estuario de Bahía Blanca, cuyas características biológicas, geomorfológicas y oceanográficas son excepcionales.
 
Nuestro estuario fue declarado por ley 12.101 como Reserva Natural Provincial de Uso Múltiple, el 7 de Abril de 1998. La Reserva comprende a las islas Zuraita, Bermejo, Trinidad, Embudo, Conejos, Wood, Ariadna e islotes adyacentes, ocupando una superficie total de 210.000 has. (Teniendo en cuenta el área complementaria de bancos y agua). Siendo esta la última posibilidad de supervivencia de muchas especies de la flora y fauna autóctona2.

En su costa norte, específicamente en la ciudad de Punta Alta se asienta la principal Base de la Armada Argentina, denominada Base Naval de Puerto Belgrano (BNPB). Este gran centro operativo de la Armada tuvo su origen en los años 1883, cuando el presidente Domingo Faustino Sarmiento impulsaba la Escuadra Nacional.

En la localidad portuaria de Ingeniero White, se encuentra el Puerto, administrado y explotado por el Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca, que es un ente público no estatal, convirtiéndose en el primer puerto autónomo de la Argentina. El desarrollo de las instalaciones portuarias se inicia con la concesión otorgada por el gobierno nacional al Ferrocarril del Sud, para construir un puerto en la zona de Bahía Blanca. Los trabajos se inician en 1883 y el muelle es inaugurado el 26 de septiembre de 1885, fecha que se considera asimismo como fundación de la localidad que lo vio crecer. El sistema portuario de Bahía Blanca ofrece un amplio espectro de servicios y alternativas de operaciones, con directa salida al Océano Atlántico. Es el único puerto de aguas profundas del país. Ideal para las operaciones con supergraneleros y grandes buquetanques3.

También desemboca en el veril norte del estuario, el Polo Petroquímico de Bahía Blanca, que constituye una cadena productiva integrada. A partir de las actividades madre pueden identificarse varios eslabones productivos, que según estimaciones del 2001, Bahía Blanca es el mayor centro petroquímico de la provincia, con una participación de un 58% de la producción provincial, mientras que a nivel nacional, también participa fuertemente, dado que concentra un 45% de la producción del país. Lo componen importantes empresas como PPB Polisur, Solvay Indupa, Compañía Mega y Profértil4.

La existencia de la Prefectura Bahía Blanca en nuestro estuario se remonta al siglo pasado, siendo la segunda en instalarse en la costa atlántica, después de la de Carmen de Patagones. En el año 1829 comienza a funcionar, en un recodo del Napostá que se utilizaba como desembarcadero, la Subdelegación Marítima Bahía Blanca, primer antecedente histórico de la actual Prefectura. La Prefectura Naval Argentina (Zona Mar Argentino Norte) presta el servicio de apoyo a la navegación, suministrando datos sobre condiciones hidrometeorológicas, consultas médicas a tripulantes heridos o enfermos, orientación a navegantes, regulación del ingreso y/o egreso de buques a puerto, prevención de contaminación y derrames y lucha contra incendios. También realiza el patrullaje y control de embarcaciones deportivas y pesqueras en las playas y canales de la ría, entre otras tantas actividades.

En el campo de la ciencia, tiene residencia en la ciudad el Instituto Argentino de Oceanografía (I.A.D.O) que fue creado por un convenio suscripto entre el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, la Universidad Nacional del Sur y la Armada Argentina, el 23 de junio de 1969, teniendo como antecedente el Instituto Oceanográfico que la UNS creara en 1957. En el año 1978 la Armada se retira del mismo, continuando dependiendo del CONICET y la UNS. El I.A.D.O. se encuentra abocado al estudio de estos ambientes costeros, siendo un referente mundial en el tema5.

La actividad deportiva desarrollada en el estuario esta dirigida a la pesca y navegación a vela y/o motor. Seis instituciones albergan a estos entusiastas del agua salada. Siendo el Club Náutico Bahía Blanca un referente del yachting nacional (fundado el 13 de Noviembre de 1928). En la actualidad funcionan las únicas escuelas de navegación a vela de la ciudad: Escuela de Optimist, Escuela de Pampero y, Escuela de Mayores (Timonel y Patrón)6.

A pesar del intenso marco de actividades militares, portuarias, industriales, científicas, deportivas y culturales, que giran en torno al estuario de Bahía Blanca, sigue siendo un gran desconocido. Más de la mitad de la población de los partidos a los que pertenecen sus costas jamás ha visitado el estuario, y un importante porcentaje de esa población ni siquiera sabe bien dónde está. ¿Por qué este notable desconocimiento de uno de los accidentes costeros más llamativos del país, aun por parte de quienes viven en sus cercanías?7

Fuentes:
  1. Proyección 2001 – 2007, Dirección Provincial de Estadística.
  2. Material de difusión, Coordinación de la Reserva. Dirección Provincial de Recursos Naturales.
  3. Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca.
  4. Wikipedia, la enciclopedia libre.
  5. Instituto Argentino de Oceanografía (I.A.D.O).
  6. Sitio oficial del Club Náutico Bahía Blanca.
  7. Revista Ciencia Hoy en línea, Volumen 14, Nro. 81, Junio - Julio de 2004.